¿Por qué las tortugas llegan a hacerse tan viejas?

En la maravillosa historia Momo, de Michael Ende, la enigmática tortuga Casiopea se encuentra con la pequeña heroína en su lucha contra los ladrones del tiempo. Las tortugas no saben hablar, y así es también en este cuento. Pero Casiopea puede hacer que aparezcan en su concha mensajes con los que guía a Momo hasta su soberano, el Maestro Hora. Qué útil sería poder preguntar a las tortugas el secreto de su larga vida y luego leer la respuesta en su caparazón, ¿verdad? Pero lo único que pueden hacer los investigadores es intentar descubrir laboriosamente por qué las tortugas llegan a una edad tan avanzada. Hasta ahora no tenemos una respuesta clara y con fundamento científico de por qué estas criaturas se cuentan entre los vertebrados más longevos de nuestro planeta.

Las que más viven son las tortugas terrestres, sobre todo las tortugas gigantes de las islas Galápagos, frente a la costa de Ecuador. El récord lo tiene un ejemplar, llamado Adwaita, del zoo de Kolkata, en la India: llegó a la increíble edad de doscientos cincuenta y cinco años. La vida de Harriet, especialmente trágica y que duró ciento setenta y seis años, está documentada. Hasta hace poco fue considerada objeto de investigación del propio Charles Darwin, lo que le confirió cierta celebridad, pero no es cierto. Más peso tuvo otro error: durante ciento treinta años se creyó que era un macho, de modo que nunca pudo gozar de las delicias del amor. Pero la renuncia al sexo no fue desde luego la razón de vivir tanto tiempo.

Los zoólogos ven más plausibles otros motivos. Por una parte, las tortugas terrestres adultas se hallan en una situación muy cómoda: no tienen en la naturaleza ningún genuino enemigo que pueda llegar a ser peligroso para ellas. Además, son estrictamente vegetarianas y por tanto no necesitan salir de caza, sino solamente caminar con toda su pachorra hasta la golosina más cercana. A ello hay que añadir que los reptiles no tienen que producir calor corporal, por lo que su metabolismo es con toda evidencia más lento que el de muchos animales y que el del hombre. Y es bien sabido que un organismo vive más cuando puede reducir su metabolismo. 

En años más recientes se ha indagado con mayor intensidad en las razones genéticas de este fenómeno, a fin de revelar el misterio de la longevidad. En 2007, unos bioquímicos de la Universidad de Mainz identificaron trece genes que guardan relación con la esperanza de vida. Estos genes dan lugar a determinadas proteínas, que son las responsables de la producción de energía en el organismo. Como las tortugas gigantes muestran una síntesis química singularmente estable de dichas proteínas, esta circunstancia podría explicar su larga vida. Los investigadores deducen de sus resultados que los mecanismos básicos del envejecimiento funcionan de manera similar en todos los seres vivos. Así pues, para la ciencia, detrás de la indagación de la edad de las tortugas se halla siempre la búsqueda de la fuente de la eterna juventud para los seres humanos.

A propósito, las tortugas no pueden reclamar el récord de vejez de todos los seres vivos de la Tierra. En 2002, unos investigadores del Instituto Alfred Wegener de Bremerhaven descubrieron en la Antártida, en el fondo del mar, una viejísima esponja gigante. Calcularon que esta esponja, de unos 2 metros de alto y en forma de jarrón, podía tener más de diez mil años. En comparación con ella, hasta el Matusalén que se esconde bajo la concha de la tortuga terrestre parece un jovenzuelo.


Fuente: 70 preguntas curiosas sobre el mundo que nos rodea por Martin gent.

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